Quizá una de las influencias más claras de la obra de Nietzsche en la actualidad haya sido su gran aportación s la corriente de pensamiento que se llama vitalismo. La filosofía de Nietzsche se enclava en el vitalismo porque gran parte de su pensamiento está determinado por el ansia de vivir y de realizar el valor de la vida: la vida como el único camino existente, donde lo material y lo sensorial también tienen que ser tenidos en cuenta al mismo nivel que cualquier otro valor. Este vitalismo de Nietzsche quedará como una impronta que será continuada por otros muchos pensadores y artistas. De entre los pensadores más destacados que siguen el impulso de este vitalismo tenemos que destacar a Dilthey, Bergson y Ortega y Gasset.
El vitalismo apostaba por potenciar el lado sensorial del ser humano, que había sido demonizado por la civilización occidental (sobre todo por la religión cristiana). De ahí que gran parte de la filosofía posterior del siglo XX y lo que llevamos del siglo XXI, siguiendo esta idea nietzscheana, rechace hacer metafísica. De este modo, el vitalismo se centrará en lo que se ha denominado la “filosofía de la vida”. De ahí que Ortega, por ejemplo, considere la vida como una “realidad radical”; es decir, que trate de justificar el vitalismo defendiendo que lo más importante es la misma vida desde el punto de vista ontológico.
- Selección y manipulación genética.
Muchas han sido las derivaciones que se han producido del concepto de superhombre de Nietzsche a lo largo de la historia, pero a finales del siglo XX y principios del siglo XXI la manipulación genética ha abierto la posibilidad de llevar a cabo un perfeccionamiento de la raza humana a través del conocimiento y manipulación de sus genes. La idea del superhombre de Nietzsche caminaba de la mano de la llegada de una renovación moral total, mediante la destrucción activa de los valores existentes y la creación de unos nuevos; a esto se suma su pasión por la vida misma, por el poder tanto físico como político y su posicionamiento a favor de las jerarquías frente a las democracias. Estas ideas fueron interpretadas por los partidarios de Hitler de un modo singular cuando intentaron demostrar la supremacía física y moral de lo que ellos denominaron la raza aria.
Sin embargo, a día de hoy existe el sueño de perfeccionar al ser humano de un modo más científico; con el progreso de la ciencia, el ser humano, en el siglo XXI, ha visto cómo la manipulación genética puede mejorar al propio ser humano de un modo artificial. El sueño de la creación de un ser humano mejor, más sano a nivel físico e intelectual, inmunizado desde el momento de su concepción…está cada vez más cerca gracias a los avances en genética. Estos progresos de la ciencia han traído problemas legales y morales que todavía s discuten en los foros internacionales. En una sociedad en la que el capital es quien ordena y manda, la supremacía de los más ricos puede poner en peligro el sistema democrático e inclinarlo a favor de un sistema aristocrático donde os más fuertes sean los que gobiernen. El hecho de que se pueda acceder a un código genético y perfeccionarlo está cada vez más cerca, pero es un proceso muy costoso que llevará todavía mucho tiempo. La clonación es ya posible, y el perfeccionamiento genético desde el momento de la concepción no es una idea utópica. Pero lo que sí se produce ya en muchos países es la selección genética de embriones, que permite al ser humano implantar los embriones más adecuados frente a los que no lo son; es una selección artificial de la vida, que se realiza generalmente con fines terapéuticos. Moralmente está aceptado por una parte de la sociedad que el hombre ocupe el puesto anterior que había tenido Dios en el milagro de la concepción y, de este modo, siguiendo el nihilismo activo de Nietzsche, pueda seleccionar el embrión más cualificado para su fin y desechar los no cualificados decidiendo así, con su propio código moral, el embrión que vivirá.
Este argumento de la supremacía de unos pocos por la selección y manipulación genética ha sido fuente de inspiración para varias producciones cinematográficas, pero quizá donde mejor se manifiesta sea en la película Gattaca, que reproduce un mundo en el que las personas con alto poder adquisitivo podrían enriquecer genéticamente a sus hijos en el mismo momento de la concepción, realizando así una selección artificial de la raza. Esta idea de manipulación genética para perfeccionar la raza está cada día más cerca de la realidad, y la falta de un código moral que impida este desarrollo hace que la sociedad actual tenga que prestar especial atención a la evolución de la manipulación genética.
(Ruiz Sánchez J.C. Historia de la Filosofía. Bachillerato 2. Andalucía y Canarias. Editorial Mc Graw Hill. Madrid. 2013)