1.Vida
Baruch Spinoza (o Espinosa) nace en 1632 en Amsterdam, en el seno de una familia sefardita, judíos de origen español que se había refugiado en Holanda para escapar de las persecuciones religiosas. Estudió el pensamiento judío medieval y también el renacentista y moderno. En 1659, a causa de sus heterodoxas opiniones religiosas, fue expulsado de la comunidad judía.
Filosóficamente le influyó notablemente Descartes. Pero hay diferencias entre ellos. Estas diferencias nacen, sobre todo, de las distintas maneras de entender el concepto de sustancia, lo que se refleja en las maneras de entender la realidad.
El proyecto filosófico de Spinoza no debe ser entendido como un apéndice de la filosofía cartesiana. Si bien parte de Descartes y hereda de él múltiples aspectos, como la preocupación por el método, el concepto de sustancia o la concepción racionalista del conocimiento, es preciso aclarar que la filosofía de Spinoza constituye un sistema original y completo donde la concepción de la realidad regida por la necesidad condiciona el resto de sus teorías: la del conocimiento, la ética y la política.
Por otro lado, y en una época en que Europa se desangra a causa de las guerras religiosas, Spinoza se convierte en el paladín de la libertad religiosa, condición necesaria para una convivencia pacífica y para lograr la prosperidad.
2.La sustancia
La obra fundamental de Spinoza es la Ética, en cuya primera parte, que titula De Dios, trata el problema de la sustancia. En las cuatro partes restantes se ocupa del hombre. El método que emplea en ella es también un método muy riguroso; él mismo la subtitula demostrada al modo geométrico, ya que toma como modelo la geometría de Euclides.
De acuerdo con este método, Spinoza define los conceptos fundamentales de su metafísica, como sustancia, atributo, modo, causa, Dios, etc., para deducir a partir de estas definiciones, y con la ayuda de algunos axiomas o principios evidentes, todo un conjunto de proposiciones acerca de la realidad y del ser humano.
2.1. El monismo panteísta
Spinoza afirma la existencia de una sola sustancia. Su concepción de la realidad es monista y es más consecuente que Descartes con la definición de sustancia. Si se entiende por sustancia aquello que no necesita de ninguna otra cosa para existir, como el propio Descartes admite, esta definición sólo correspondería de manera exacta a una sustancia infinita, que no depende de nada. Spinoza llama a esto Dios o la naturaleza (Deus sive natura).
Este Dios no hay que entenderlo como el Dios personal de la tradición religiosa. Su Dios se identifica con la naturaleza entendida como la totalidad de lo que hay, que se despliega en múltiples formas y de la que sólo conocemos dos de entre sus infinitos atributos: la extensión y el pensamiento.
Las dos sustancias finitas cartesianas han quedado reducidas a dos atributos de la única sustancia, la divina. Uno y otro atributo son esenciales a la sustancia, ya que define al atributo como aquello que el entendimiento percibe de la sustancia como constituyendo su esencia. Dios es pensamiento, pero también es extensión.
Las cosas concretas, individuales, son parte de ese todo. En este sentido se puede decir que Spinoza es panteísta, puesto que no concibe a Dios como algo distinto del mundo o de la naturaleza. La naturaleza sería para Spinoza la manifestación sensible de Dios. Así lo entendieron sus contemporáneos.
2.2. El ser humano
El hombre, del que se ocupa ampliamente, es también un aspecto más de la naturaleza, dejando de ocupar ese lugar central que tenía en el pensamiento anterior, incluido el de Descartes.
En este sentido, cabe señalar que la metafísica spinoziana elimina el problema de la relación cuerpo-alma, inherente al dualismo cartesiano. Si el cuerpo y la mente no son dos sustancias distintas, no tiene sentido plantearse cómo interaccionan entre sí.
En realidad, el cuerpo y el alma son dos modos de darse de la sustancia única. Concebidos como materia extensa somos cuerpo; concebidos bajo el atributo del pensamiento somos alma. Pero uno y otra no subsisten como seres separados o independientes; forman parte de una misma realidad sustancial que se muestra bajo un aspecto u otro.
Conviene subrayar las consecuencias que se desprenden de esta concepción de la realidad. A diferencia de Descartes, quien aísla al ser humano (pensamiento y libertad) del resto de seres (materia en movimiento), incluidos los animales, Spinoza elimina estas diferencias sustanciales y descubre que hay algo intrínseco a todo ser: “Cada cosa se esfuerza, cuanto está a su alcance, por perseverar en su ser”.
Aparece ahí la famosa teoría del conatus que, como una suerte de fuerza e impulso natural, obliga a todas las criaturas a mantenerse en la existencia. Principio de inercia en los objetos físicos, instinto de autoconservación en los animales o egoísmo natural en los humanos, el conatus refleja mejor que ninguna otra cosa la esencia de lo real.
La naturaleza, pues, se nos aparece como un todo dinámico regido por la necesidad. Y este orden necesario de las cosas puede ser conocido por la razón, ya que ésta es también naturaleza y refleja en ella su propio orden.
3. La ética
En Spinoza, a diferencia de Descartes, encontramos una teoría ética sistemáticamente trabada con su metafísica y su teoría del conocimiento.
Spinoza considera al hombre como una parte más de la naturaleza, y se propone analizar las acciones y deseos humanos como si de cuerpos geométricos se tratase. Por su determinismo, no admite la libertad; pues considera que todas las decisiones pueden explicarse en términos de causas eficientes y sólo la ignorancia de las causas nos permitiría hablar de libertad. Sin embargo, en su Ética tiene que hacer un hueco a la libertad, conciliándola con el determinismo.
3.1. Los afectos
Según Spinoza, deseo, placer y dolor son las emociones o afectos fundamentales del hombre, de las que derivan las demás emociones, como la alegría, la tristeza, el amor…
A partir de estos conceptos “psicológicos” define Spinoza los conceptos morales básicos. El bien es cualquier especie de placer, y todo lo que conduce a éste, así como todo lo que satisface nuestro. Mal es todo lo que impide la realización de los deseos y toda clase de dolor.
El juicio moral, la determinación de lo que es bueno o malo, se realiza de acuerdo con las emociones y éstas dependen de lo que en un momento dado cause placer o dolor.
Nos encontramos en una situación de relativismo moral, ya que lo que en un momento puede ser bueno, en otro puede ser malo; y lo que para uno puede ser bueno, puede ser malo para otro. Desde este punto de vista, además, las emociones son pasivas (pasiones), pues dependen de lo que las provoca y tienen que ver con modificaciones corporales.
Frente a estas emociones pasivas, Spinoza admite emociones activas, que son aquellas que derivan sólo de la mente, no tienen nada que ver con modificaciones corporales y sólo se refieren al placer y al deseo. Se corresponden con las virtudes, en el sentido habitual del término.
3.2.La vida moral
El progreso moral consiste, para Spinoza, en liberarse de las emociones pasivas, sustituyéndolas por emociones activas. Este progreso moral, al tener que ver con el conocimiento racional e intuitivo, es paralelo al progreso intelectual del individuo.
La vida de la razón, la vida del sabio, es pues, la vida virtuosa, y sólo esta forma de vida libera de la servidumbre de las pasiones, ya que una pasión deja de serlo al ser conocida clara y distintamente. El conocimiento de Dios o de la naturaleza genera un placer de la mente que es lo mismo que el amor intelectual de Dios. En este amor se encuentra la libertad.
En este punto se hace patente la influencia del estoicismo en el pensamiento ético de Spinoza. Considera que la libertad sólo se logra cuando nos hacemos conscientes de la necesidad que lo gobierna todo, desvaneciéndose así la ilusión producida por la ignorancia de las causas que rigen nuestras vidas. El desconocimiento de esas causas nos hace creer que somos libres.
4. El conocimiento
Spinoza establece una correlación entre los tipos de emociones y los modos de conocimiento, que responden a tres niveles:
*El primer nivel es el conocimiento sensible, que abarca la percepción y el conocimiento por imágenes. Este tipo de conocimiento genera ideas confusas o inadecuadas, entre las cuales se encuentran las emociones pasivas.
*El segundo nivel es el conocimiento racional científico, que es el conocimiento por nociones comunes.
*El tercer nivel es un conocimiento intuitivo en el que se captan las esencias singulares de las cosas en su relación con la esencia inmutable de Dios.
Los dos últimos niveles de conocimiento constituyen el conocimiento intelectual, y a través de este tipo de conocimiento se adquieren ideas “adecuadas” que son claras, y entre ellas se encuentran las emociones activas.
5. Religión y política
En el Tractatus theologico-politicus (1670), Spinoza hace una lectura racional de la Biblia que muestra los prejuicios y falsos razonamientos que la impregna, hasta llegar a una audaz crítica de la religión y su práctica: “Los judíos nunca mencionan las causas intermedias o particulares ni se ocupan de ellas; sino que siempre recurren a Dios. Y así, por ejemplo, si han ganado dinero con el comercio, dicen que Dios dispuso su corazón; e incluso, si piensan algo, dice que Dios se lo ha dicho”.
En opinión de Spinoza, los Textos Sagrados aportan un conocimiento muy inferior a la filosofía, que está guiada por la razón, y es necesario separar la teología de la filosofía. La religión no busca la verdad, sino que se impone como doctrina y es utilizada políticamente para conseguir la sumisión de los ignorantes.
En otra orden de cosas, Spinoza defiende el contrato social como forma de relación política en la que cada cual gana en seguridad lo que pierde en poder al cederlo al Estado. Sin embargo, el poder del Estado tiene unos límites: nadie soportaría la imposición de convicciones religiosas o científicas, por ejemplo. De ahí que el Estado deba ser prudente y astuto, imponiendo solo aquello que los hombres están dispuestos a aceptar.
6. Influencias anteriores y posteriores de Spinoza
6.1. Anteriores
*La tradición judía y el pensamiento hebreo medieval le transmiten el interés por temas como el conocimiento de Dios a través de la naturaleza o el concepto de amor intelectual de Dios.
*Estoicismo. La aceptación del determinismo y la liberación de las pasiones mediante el conocimiento son enseñanzas estoicas, aunque Spinoza no entiende el determinismo como destino, sino como orden racional.
*El humanismo renacentista. Su filosofía tiene semejanzas con el panteísmo de Giordano Bruno.
*Maquiavelo. Toma de Maquiavelo el realismo político en la teoría del Estado.
*Descartes. Es sin duda el autor que más influyó en Spinoza, que lleva el cartesianismo a sus últimas consecuencias al considerar la existencia de una sola sustancia.
*Hobbes. Spinoza estuvo influido por la teoría del contrato social de Hobbes.
6.2. posteriores
*La Ética de Spinoza ha sido una de las obras filosóficas más influyentes de todos los tiempos. Su filosofía de la naturaleza puede relacionarse con:
*El deísmo de la Ilustración, que encontró en Spinoza argumentos para defender las libertades del individuo sin abandonar la idea de Dios.
*El Romanticismo alemán que lo reivindicó por su visión panteísta y casi mística de la naturaleza.
*Hegel, que considerará a Spinoza como una etapa importante del pensamiento europeo y llegará a afirmar que toda verdadera filosofía empieza por ser spinozista.
(Roger Corcho Orrit y Rosario González Parda. 2. Historia de la Filosofía. Editorial Anaya. Madrid 2023. C.Fernández Martorell y P.Montaner Lacalle. Historia de la filosofía. Los filósofos y sus textos. Editorial Almadraba. Madrid 2009. AA. VV. Paradigma 2. Historia de la Filosofía. Editorial Vicens Vives. Barcelona 2003)